Uno de los anfibios más comunes en nuestras latitudes.

Grande, hasta 15 cm  de longitud, incluso mayores algunas hembras.

Color pardo por el dorso y partes inferiores claras. Piel muy rugosa y glándulas parotoideas bien desarrolladas formando ángulo.

Ojo de color dorado a cobrizo.

En esta especie, la fecundación y puesta de los huevos tiene lugar en aguas permanentes y remansadas, donde los machos permanecen durante horas abrazados a las hembras mientras van liberando los ovocitos y se van fecundando, quedando en forma de un cordón mucilaginoso. Al cabo de varios días eclosionan dando lugar a los renacuajos, que tendrán vida exclusivamente acuática hasta que acaben la metamorfosis, con la reabsorción de la cola y el paso a unos hábitos más terrestres.

Ubicuo. Se encuentra en una amplísima variedad de hábitats. Capaz de vivir en lugares muy secos enterrado durante el día y activo durante la noche, con temperatura más fresca y más humedad ambiental.

Salta a veces cuando está alarmado.

Desde bosques de coníferas hasta parques y jardines.

De hábitos predominantemente nocturnos, excepto en los lugares de reproducción donde pueden verse de día.

Durante la época de reproducción, a partir de febrero, es habitual encontrarlos en la cercanía de puntos de agua, fuentes, arroyos, charcas, etc, imprescindibles para realizar las puestas, y donde se les puede observar durante el acoplamiento, amplexo, en el que el macho abraza a la hembra por el dorso durante horas mientras ésta efectúa la puesta que es fecundada externamente.

Se alimentan de insectos, lombrices, etc.

Son presa de mustélidos como turón y nutria, que les quitan la piel para evitar la toxicidad de sus glándulas.

Toda la provincia llegando hasta altas lagunas de Sª Nevada a 2.500 msnm.

Mucho más grande que el resto de los sapos, y de coloración más uniforme.

Podría confundirse con el Sapo corredor, aunque éste último es más pequeño, suele tener línea dorsal blanca y tiene las glándulas parotoideas paralelas.

No amenazado. Preocupación menor.