La urraca es un córvido de tamaño mediano, de aspecto inconfundible.

Pico negro, largo y fuerte.

El plumaje está fuertemente contrastado, de color blanco el vientre, las escapulares y los flancos. El resto negro con irisaciones azuladas en las alas y verdosas en la larga cola graduada si se observa de cerca.

Incluida la cola alcanza los 46 cm de longitud.

Inconfundible en vuelo, por su cola larga, su contraste blanco-negro y sus alas cortas, alternando batidos con cambios de dirección y cortos planeos.

En el suelo suele desplazarse a saltos.

Ocupa casi todo el hemisferio norte. Sedentaria.

En la Península es común en todas las regiones.

Como otros córvidos es capaz de alimentarse desde carroñas a granos, pasando por huevos y pollos de otras aves, reptiles, micromamíferos, insectos, caracoles,  frutas silvestres y cultivadas. En pocas palabras es realmente versátil en su alimentación.

Esquiva, guarda las distancias con el hombre.

En invierno suelen divagar en bandos que pueden agrupar hasta un centenar de aves. El resto del año suele estar en parejas.

Construye un nido voluminoso, sobre árboles como chopos, álamos y olmos, o arbolitos como espinos y tarajes, fabricado con ramas secas, forrado de barro y hierbas,  y cubierto con un  techo claro de ramas secas, donde pone de 4 a 7 huevos de color verde claro con motas marrones.

Es frecuente encontrar en los nidos objetos brillantes como chapas o vidrios coloreados.

Sus nidos son ocasionalmente parasitados por el críalo.

Común en toda la provincia hasta la media montaña. Ocasionalmente llega hasta la altura de los piornales de Sª. Nevada.

Más abundante en zonas agrícolas.

Sin problemas de conservación, muy abundante.